Últimos estertores del 2014 y me siento un rato delante del ordenador para pensar, al menos unos segundos, en lo que fue este 2014. Quizás siempre miramos hacía delante y pocas veces hacía atrás, quizás reflexionamos menos de lo que deberíamos.
El 2014 no ha sido un año bueno del todo… Se echa en falta gente que se fue, se rompieron sueños, no se llegó a proyectos personales que me había planteado, volví a darme cuenta que hay gente que no cambia, que te engañan y se aprovechan, comprobé en que no te puedes fiar de mucha gente que siguen siendo lobos con piel de cordero.
Pero todo no ha sido negativo. He conocido nueva gente alegre, han estado cerca de mí personas cuidándome y preocupándose de mí, que en los momentos de bajón siempre han tenido tiempo para una caña, para salir un sábado a tomar unas copas o un distendido café. Se me han planteado nuevos retos profesionales y hay enormes profesionales que se ha volcado en ellos.
Además siempre están los amigos, esos que sabes que nunca fallarán y siempre estarán ahí. Esos que son capaces de mandar más de 400 whatsapp al día y las fotos más provocativas e irreverentes. Esos con los que debates de Podemos, de los trospidos o del fatídico (o grandioso) minuto 92 de Lisboa.
Ahora toca mirar todas estas cosas, aprender de ellas, mejorarlas, apartar las negativas y disfrutar de las buenas. Buscar ese universo paralelo. Rodearte de gente que de buenas vibraciones y afrontar el nuevo 2015 lleno de nuevos proyectos, retos, ilusiones y cosas por descubrir.
Y en estos momentos ya solo queda decir bye bye 2014.
