Juancho y Anabel ya son marido y mujer. Al final, el tiempo nos respeto y pudimos disfrutar de la boda bejarana.

Fuimos llegando a cuentagotas a Bejar para cenar la noche del viernes, junto con todos los amigos de los novios, en Los Tejos. Sitio idílico. Podríamos decir que son las mejores vistas de Bejar.

Diferentes manjares saciaron nuestra gula y el alcohol ayudó a desinhibirnos.

Algunos prolongamos la fiesta más que otros y acabamos visitando los diferentes garitos de la zona de marcha Bejarana (Ozú, Vettonia,…).

A última hora, las copas de más y las luces roja y azul del coche de Peñalvo hicieron que nos fuésemos con unas risas a la cama.

Comida en jardín
El alojamiento fue en la casa rural La Centena. Acogedora, rural, con hermosas vistas de la sierra bejarana. El camino de acceso puso a prueba los bajos de nuestros coches.

El sábado amaneció soleado (seguro que obra de Santa Clara). Con pocas horas de sueño bajamos a Bejar en busca de víveres para la comida. El Pollo Express fue nuestra salvación.

Sol, jardín, mesa de piedra, vino y una buena sobremesa hicieron el resto. Para acabar con una siesta reponedora.

A las 19h celebración en El Castañar. Iglesia pequeña, pero suficiente para albergar a los asistentes.

La misa, corta, que es de agradecer. Las lágrimas empezaron a difuminar más de un rimel. A la salida, confetis, arroz y traca valenciana para celebrar el «si quiero».

 

Salida de la iglesia

Como es menester hicimos tiempo yendo a los bares cercanos al hotel para tomarnos unas cañas. A las 21:30 estábamos sentados en la mesa número 11.

Las cañas pre-banquete
El ritmo del convite fue el adecuado, suficiente como para, entre plato y plato, mantener una amena conversación. Algunos solomillos, aguas y demás se nos perdieron en el fragor de la comida. Lo cual nos llevó a tomar posiciones defensivas para cuidar de nuestros manjares. Una de esas anécdotas que recordaremos en el futuro.

Después, llegó el baile. Nacho desplegó sus artes en la pista. No falto, ni el vaso en el suelo, ni la camisa desabrochada, ni «la polla y los huevos» (1).

Nuestra mesa

Aunque los zapatos del festejo hicieron estragos en el grupo, la parte masculina alargó la noche por Bejar. Olé y Vetonia. A alguno se le quedó la espinita de no visitar el «Pink Floyd».

Una barra recién horneada y una empanada indivisible pusieron punto y final a la noche.

El domingo, comida en Bejar, visita de unos novios cansados pero felices y retorno a casa (algunos con más problemas que otros, pero eso es digno de otro artículo).

Visitar el álbum de fotos


(1) Cántico popular.

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3 comments
  1. Victor, muchas gracias por todo, la verdad es que me ha encantado como lo has dejado.

    Y a todos si no os lo he dicho antes, muchas gracias por compartir con nosotros ese día tan especial.

    Kisses

  2. vitor te lo has currado eh? bueno los conocimientos tambien sirven para algo no?,lo cierto que te ha quedado muy bonito,que me encantan las fotos,y cuando son de mi niña aun mas,me alegra verlas me hace mucha ilusion y ademas te agradezco el trabajo que te ha llevado todo el montaje.
    espero que la alegria que compartisteis todos ese dia os continue mucho tiempo.
    ahh! se me olvidaba, son los nervios de la emocion,soy la madre de la novia, la «suegra» de juancho.besos para todos.y que sean muy felices.

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